Mauro
se levanta un buen día con unas terribles ganas de dar un abrazo a alguien, así
que abraza las piedras y los árboles del bosque, los matorrales, las ovejas…
pero nada de eso lo consuela.
Un hermoso libro de David Melling, con la traducción de Elena Gallo Krahe. En el siguiente link podrán disfrutar de este maravilloso cuento.